El mantenimiento de las vallas metálicas, asegura que siguen protegiendo el perímetro que están delimitando y al mismo tiempo, mantienen su calidad estética. Para mantener la integridad y aspecto de nuestras vallas metálicas hay que seguir unas pautas de inspección y mantenimiento que ayudarán a obtener una larga vida y una belleza duradera para ellas.

El primer paso es efectuar una INSPECCIÓN

La periodicidad de la inspección, tiene que ser adaptada a la meteorología del lugar donde están instaladas. Si el área sufre muchas lluvias, temperaturas extremas, aguas salinas o zonas donde se usa sal para las carreteras, entonces hay que revisar las vallas metálicas cada mes o cada 2 meses. Si no es ninguno de los casos anteriores, entonces se pueden inspeccionar cada 3 o 4 meses.

¿Qué hacer si durante la inspección encontramos daños en la pintura u oxido?

Si durante una de sus inspecciones nota que la pintura se está pelando, agrietando o burbujeando, necesita arreglar el problema lo más rápido posible antes de que se extienda. Usando uno de los cepillos de alambre, cepille cualquier pintura suelta o descascarada del metal. Retire cualquier óxido que se haya expuesto con el cepillo.

Es recomendable utilizar líquidos quita oxido aún si has retirado todo el óxido visible. Luego utilizar la imprimación para metal y aplicar dos capas de pintura protectora para metal.

La limpieza de vallas metálicas

La limpieza es un paso importante en el mantenimiento de las vallas metálicas porque la suciedad incrementa el peligro de daño en la pintura y corrosión. Los excrementos de pájaro, nieve y salpicones de nieve de la carretera, aumentan el peligro de corrosión, por eso la limpieza en invierno se debería hacer una vez cada 1 o 2 semanas. Para los sitios con menos peligros, limpiarlos cada mes sería suficiente.